de la noche nada queda,
de tu recuerdo, un guiñapo,
de tu presencia en mi cuarto,
apenas metro de tela.
de tus besos, un suspiro,
de tus palabras, el eco,
la cama del carpintero
tiene sus sábanas blancas.
de tus verbos exaltados,
de tu velo de la noche,
apenas queda tu broche,
y el cepillo de los dientes,
que era mio y has usado.
hoy estoy triste y me siento
tan solo y tan desolado,
es esta calle un desierto
cuando llega el repintado.
aparca su furgoneta,
baja sus berzas a un lado,
la hija queda en el coche
por cuidado.
de la noche, noche fúnebre,
víspera de todos los santos,
una calabaza en vela,
un madrugon de los tantos.
te miro por la mirilla
cuando entras en el baño,
y rememoro venturas
en los mas ligeros paños.
vuelve en cuanto sientas frio,
regresa al cuarto robado,
al beso dulce que sabe
almo mas en reservado.