Languideciendo una tarde
entre pétalos adormecidos de nostalgias,
susurra el trinar de la luna
dejando tristezas sumergidas,
sopla el viento sagaz
derrumbando muros de recuerdos,
dejando en el camino
un par de lágrimas oxidadas,
-esas que jamás pudieron salir-
Esa tarde me tomó por asalto,
en los jardines de los anhelos,
en las orillas de la soledad,
en los silenciosos pasos de las huellas,
en los rastros de un efímero latido,
en la constante penumbra,
en el ocaso visible de las angustias,
en las añoranzas interruptas y desveladas.
Esa tarde,
tomo posesión de mis pertenencias,
un amor que olvidado en el tiempo quedó,
-ese que se marcho sin razones-
para dejarme vacío,
ese solo llega alguna tarde,
para dejarme en el olvido.
--------------------------------------------------------------Carlos Dos Santos Daniel© Todos los Derechos ReservadosVenezuela