Duermo con la luz encendida de tu recuerdo,
con tu nombre prendido a mi boca,
abrojo de tu boca,
latiendo en el gemido que te repite,
que desgarra el tiempo, los años, la distancia.
Mi hombre, amante compañero y cómplice.
Y en las notas de mi bloc estas escrito
con la sal de mil sudores compartidos.
Todo se ilumina y se bifurca por mi espalda,
cuando tus manos torpes y atrevidas
tejen caminos de ternura,
dibujan mis contornos
cobran vuelo y me anidan,
me despojan de toda vestidura
y así me tiendes, bajo tu peso,
desprovista de dudas.
Me haces niña mujer, tu amante amiga,
tu cómplice atrevida, intrépida amazona,
despeinando silencios, domando tu montura,
cabalgando al viento sobre la piel desnuda del deseo.
Y en el viento ancestral del encuentro,
ya no somos dos,
se funden nuestras almas
naciendo en una sola para sentir la vida…
y vivirla…
libres, como NOS den las ganas.
Domingo, 18 de Noviembre de 2012
08:24 p.m.