Si te abaten olas de angustia,
y te duelen los recuerdos, te aterra el día,
el amor se nubla en un vago perfil,
recuerda que siempre hay que seguir.
Entonces, verás majestuoso el sol,
y el gentío que pasa en tu ciudad quiere vivir,
sientes que tu cuerpo tiene hambre y ardiente sed del alma,
recuerda que siempre hay que seguir.
Y si tus ideales generosos se desplazan astutos,
con piel de oveja y boca de gran reptil,
deja que te muerda sonriendo, mientras puedas regir,
recuerda que siempre hay que seguir.
A veces, vienen esos densos bancos de niebla,
largas noches que como vigías tienen ganas de huir,
y la luz de una rosa estará a pronto de abrir,
recuerda que siempre hay que seguir.
Que vengan las horas de dolor, al corazón herir,
y si esa mano te lastima y tiene ganas de huir,
le dirás que eres fuerte con la frente bien alta,
y verás con orgullo que todavía se puede vivir.