Les aclaro que este poema no se refiere a mis sentimientos actuales ni pasados. Es un poema simplemente. Es posible que sí le sirva a otro para saber que no es el único que siente penas. Quizás sea útil para no perder la esperanza de revertir esta situación con el tiempo y tenga más deseos para vivir.
Acerca a mí tu faz desierta,
amorfa piel sin vida, inerte;
tu eterno llanto sin nombre,
sin vos de tiempos encumbrada.
Tus ojos pardos sin distancias,
tus manos sin medidas, adormiladas
y en los espacios sin luz de tus entrañas,
entre las cavernas de tu pechos,
no hay vida alguna, estás tan muerta,
tan entregada a los abismos, perdida
entre ocasos siniestros, agobiada,
sin estrellas, sin noches ni firmamentos.
Como un presagio oculto en la consciencia
se levantan utopías entre sombras
y desde arrebatos sufrientes los pesares
te colman de coronas de espinas inmaculadas.
Bórrame los sueños, las ilusiones,
las mismas que saturaron mis sentimientos
entre las tibias luminiscencias de los tiempos
de haber soñado por eternas cogniciones.
No comprendo tantas ilusiones
perdidas entre espacios y distancias,
tantas pasiones acumuladas
que se han lanzado a la nada
como si fueran expulsadas de mi vida,
de mis fantasías y mis sueños tan felices.
Preso de amor me fui escondiendo
entre los abismos más siniestros de la vida
con demonios obsecuentes
que entierran en lo eterno sus deseos,
con un vuelo entre fuegos tan perennes
que derraman bendiciones grotescas
en los más sublimes rincones de mi existencia.
CARLOS A. BADARACCO
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