El sílencio se ha vuelto rudo, dejando ahogado lo que gritar, daría dolor al alma que escondida está; debajo,
nubarrones que anuncian lluvia dejara oculto el silencioso, llanto del que sufriendo va.
Las horas cuento, escuchando
el sonido de la copiosa lluvia, al caer dejando olor a tierra mojada, que renueva el entorno donde, lo árido cobra vida el tíempo sín mirar la edad.
Abrid cielos,
caed la lluvia, disimulad el llanto del que en silencio sufriendo está.