Luis Aguilar Solis

DESPIERTO, OBSERVO Y RECUERDO

Despierto, observo, y recuerdo… tan solo unos instantes puedo disfrutar las delicias de la incertidumbre, inmediatamente después, tu recuerdo vuelve a encajarse en mi corazón como filosa daga, me levanto, trato de seguir con mi vida, salgo a la calle, veo el mundo que me rodea, no lo entiendo, estoy en medio de muchas personas pero aun así siento como si caminara completamente solo, intento proseguir, sin embargo en cada esquina, en cada luz, te veo, te siento… ¡maldita tortura! No puedo continuar con mi existencia así,  no puedo pretender vivir de esta manera, se acerca la noche y tu imagen continúa fluyendo por mi sangre, el cielo es mi único consuelo, mi única paz, tanta belleza en ella,  mas de todas formas en cada estrella que va apareciendo veo tu mirada, ¡rayos! haz convertido mi única tranquilidad en un recordatorio constante de tu presencia, trato de descansar y mi noche está plagada con tu voz, con tu piel, con tu engaño… no consigo dormir, conviertes mis sueños en horribles pesadillas… las horas pasan, amanece, y una vez más despierto, observo, recuerdo…