Una noche compañero,
se estrechó nuestra amistad
con la música en complicidad
entre tangos y boleros…
Recorrimos viejos senderos;
entre conversa y conversa,
la emoción se hizo intensa
y fluyó la espiritualidad
con la perfecta lealtad
de dos manos que se estrechan.
Nuestros gustos musicales
lo llevamos entre las venas
y el alma se nos enreda
con hilos tan especiales,
llegan recuerdos ancestrales
al compás del bandoneón
y se hace fuerte la emoción
al escuchar melodía y letra
y nace la dupla perfecta
de dos bohemios en acción.
Esa noche de verdad, verdad
tenemos que reconocerlo…
Entre tangos y boleros
se selló nuestra amistad.
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