(El dique San Roque en un día lluvioso- Villa Carlos Paz- Córdoba- Argentina)
Queridas sierras doradas!
Tan ligadas a mi infancia…
A las caminatas por tus laderas
de la mano de mi padre.
en las vacaciones estivales
Persiguiendo cumbres siempre lejanas,
bordeando ríos que descienden cristalinos
y esparcen sus aguas por las numerosas curvas
que adornan un paisaje de ensueños.
Tan modestas al lado de la imponente cordillera
y sin embargo desbordantes de belleza,
con frondosa vegetación serrana,
interrumpida por lagos azulados
Las del aire puro…
recomendadas por médicos de antaño
Salpicadas de pintorescos poblados,
refugios de artistas y poetas
Visitadas por numerosos turistas
ávidos de la anhelada calma..
Sierras de mis recuerdos…
Qué tristeza me invade al ver las imágenes
de tus paisajes ardiendo,
del lamento de la sequía,
de los arroyos vacíos
Tan solo hilos de agua turbia recorren hoy tus cauces
y los majestuosos diques en vertiginoso descenso
provocan el llanto silencioso de tus moradores
y la desesperación de perder tus encantos.
Queridas sierras de Córdoba…
Enclavadas en el mismo centro
del país austral agonizante.
Tan cercanas a mi ciudad natal
y hoy las siento tan lejos…
Pero tengo la esperanza
que, como el ave Fénix,
triunfantes renacerán de sus cenizas,
como ya lo han hecho tantas otras veces
Y bañarán sus valles las ansiadas lluvias
desbordando torrentes de agua
sobre sus verdes pendientes.
Aunque temo…
(en secreto temo mas ruego que no ocurra)
que la depredadora acción humana
modifique para siempre esos paisajes adorados,
donde han quedado guardados momentos
tan preciados de mi vida…
Y un pedazo de mi alma permanece en tus entrañas.
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