Asumiendo la creencia cristiana de que Dios hizo al hombre a imagen y semejanza, es por supuesto, una fe que se ha ido manteniendo por la tradición a través del tiempo. Es que hay una necesidad espiritual de que así sea y parece que eso no va a cambiar. Es un dogma que muchos cristianos aceptan sin dudar. Pero hay un proverbio bíblico que dice: que por sus obras se les juzgaràn.Acaso al final Dios no resulto ser algún Ser distraído e imprudente que hizo de sí mismo una copia fallida y defectuosa que puede decirse que fue de mal arte, tosco y ridículo. Y es que la fe es ciega que todo lo perdona. Tal vez por reconocernos defectuosos es que nos autocompadecemos y en esa autocompasión incluimos tambièn a Dios; y es como si tomáramos esa idea del padre abnegado bien intencionado pero que se equivocó. Y hay hijos que se rebelan contra esa injusticia del padre. Esos son los rebeldes. Los que tratan de corregir lo que voluntaria o involuntariamente aceptaron, hasta que se dan cuenta de que pueden hacer su propio camino, de reconstruir o construir su propio sendero de bienestar. Y el bienestar puede ser un concepto ambiguo como relativo, que algunos optan por creer en algún ente ajenos a sí mismos, solo por encontrar alguna seguridad momentánea; pero la verdadera seguridad y tranquilidad de espíritu es el que nace de uno mismo y para sí mismo, en ese éxtasis llamado soledad del espíritu. Además, como es natural en la ley de la vida: los hijos sobreviven a los padres; superemos entonces al padre espiritual.