Que culpa tienen ellos, que culpa tienen los inocentes, que culpa tienen los que sonríen y sienten que los misiles y las balas no tocarán sus vidas.
Que culpa tiene la gente, que culpa tiene Palestina y si alguna tuviera, porque borrar de los niños la alegría.
No tienen la culpa y maldita sea la culpa, de ser quienes son, de venir de la calle quizás a entregarle un regalo a mamá que ya no esta, de arroparse para siempre entre sabanas blancas y partir justo cuando empezaban a vivir.
La culpa no es de ellos, la culpa no es de nadie, la tierra no es de ellos, la tierra no es de nadie.
Y queremos la paz y reconciliación mundial al mismo tiempo que en su nombre apagamos la luz de inocentes que viven para aprender a vivir.
Y queremos ser personas inteligentes y a la mierda mandamos la razón que nos importa tanto como el amor y el perdón.
No tenemos la culpa de sentir por quienes están sintiendo los disparos y bombardeos de paz con que bañas de sangre la tierra que tanto quieres.
No tenemos la culpa de que sean asesinos que justifiquen su accionar en nombre de sus creencias y culturas absurdas que mueren con lo que hacen.
La culpa no es de nadie, la culpa es del que mata, no del que muere.
Se supone que como seres superiores, han de saber que los inocentes niños se han armado de tristezas y de rencor que son sentimientos ajenos para ellos.
Se supone que la alegría y la paz es una de las mayores molestias que no los dejan dormir.
Imaginamos que los sonidos de gritos de nuevos huérfanos en el mundo o de nuevos ángeles en los cuales no creen, les dejan dormir y soñar con el futuro incierto que se han creado.
La culpa no es de nadie, la culpa no es del que muere.
¿Entonces? Que culpa tienen ellos, ¡contesta soldado! ¡Contesta asesino! ¿que culpa tienen ellos?
Si de nacer tampoco la tienen, si del rechazo tampoco la tienen, si de la falta de atención y de cariño ninguna culpa tienen.
Ayer hacían aviones de papel, espadas con horquetas de madera, hoy regresan esos aviones hechos de metal cargados con metralletas.
No preguntan quien es quien, no ven a donde van a parar, solo accionan un botón en nombre de su falsa soberanía y su paz.
Que culpa, maldito soldado, ello tienen.
Loel Henríquez.