Diera lo que no di ayer para besarte,
Acunaría mis tristes versos en tus ojos,
Nunca perdería el momento adecuado de abrazarte,
Estando en mi vano delirio por ti loco…
Tengo tanto miedo de decirte lo que siento,
Honda herida eso es ahora en mis adentros,
Esta por tu amor, mi vida ya consumiendo,
Mientras espero de ti algún vago “te quiero”…
Inundaste cada parte de mi frágil mente,
Locura ambulante eres en mi ido corazón,
Cuanto quiero demostrarte lo que mi pecho siente,
“los dos unidos siempre y amándonos los dos”… (*)
Me encantaría verte en mis ojos a diario,
Estremecida luz quiero que seas en mi alcoba,
Guardando mis secretos, mis fechas y mis calendarios,
Únicamente en los que te pienso a todas horas…
Siento mi pecho explotar cada vez que te veo,
Tacita tocas mi alma y la consumes,
Ahora con mi pecho siempre en llanto peleo,
Sabiendo que te he esperado, sabiendo que aun te espero…
Mía quisiera que fueras mía, para siempre,
Única dueña de la vida mía,
Cantando en mis mañanas con tu dulce melodía,
Haciendo de este amor, un amor que no se pierde…
Ojala puedas leer tú en mis anhelos,
Y desees que este poeta te cante al oído,
Tocare tus cabellos y ahuyentare tus miedos,
Estando los dos amándonos como si fuera prohibido…
Quien ahora me dará esa fugaz alegría,
Una alegría que nace en tu mirada,
Instigando mis deseos y mi desdicha,
Elevando mi alma a que se pierda en la nada…
Robare de ti un beso para ver que pasa,
Ojala no te tornes disgustada, lo hare para ver que pasa…
(*) “Nocturno a Rosario” de Manuel Acuña