Pensando que la vida no tenía sentido,
viendo que las penas ahogaban mi noción,
cuando parecía que no hallaría salvación,
a punto estuve de sucumbir en el olvido.
En el embravecido mar de lo prohibido,
tras aquella furiosa tormenta de perdición,
naufragando entre olas de desesperación,
llegaste a mí en un claroscuro percibido.
En tus ojos de miel descubrí el amanecer,
los problemas comenzaron a desaparecer,
eres la estrella que me guía al anochecer.
El sol que me fortalece y me hace vencer,
sin tu amor y ternura, hoy ya estaría muerto,
mas encontré tus brazos, hallé mi puerto.
e.g.