Nace del amor que te tengo, de ese que no correspondes, de ese que no puedo desperdiciar.
Nace de su erupción frustrada, del fuego que se consume a si mismo para nunca apagarse. De su dolor, de su soledad, de su desamparo, de su incredulidad… de tu ausencia.
De aquello nace la creatividad para escribirte, nace los colores que pintan mis cuadros, nacen los trazos de mis dibujos, nacen las notas de mi guitarra, nacen las letras en mi corazón, no para llorarte sino para acompañarse a si mismo, para acompañarme de los abrazos que nunca me darás, para compensar mis raquíticos oídos hambrientos de las palabras que nunca escucharé y llenar los pedazos faltantes de mi alma, ahí donde debieran ir tus besos y tus caricias.