"La canción de lo que estábamos viviendo,/ cuya letra me estabas dedicando,/ aunque me la cantaste sonriendo/ sé que la escribiste llorando".
Música que siempre me permites soñar,
que tantísimas cosas me haces sentir,
oyéndote me he costumbrado a estar
y ya sin escucharte no concibo escribir.
Música que me recuerdas días vividos,
que a esos días me provocas regresar,
que despiertas con cada nota mis sentidos,
tanto que no quiero que pares de sonar.
Música, composición artística divina,
que dices en mi vida siempre presente,
inspiración que por mi alma camina
y llegas ya como letras a mi mente.
Música que eres creación, eres arte,
forma de algo que ninguna forma tenía,
que estás aquí, allá, en cualquier parte,
que eres de él, eres de ella y eres mía.
Música que puedes hacerme de pronto reír
y del mismo modo, hasta hacerme llorar,
que me has acostumbrado ya a vivir
y también me has enseñado a no olvidar.
Que has sido el fondo de tantos poemas,
que estás en la vida íntima de todos,
que te las arreglas con tus diversos temas
para estar presente de muchos modos.
Música que de algún amor derivas
o de algún odio que el alma invade,
que vivencias pasadas mantienes vivas
porque oyéndote nadie las evade.
Que nos hablas de pasiones, de celos,
que nos llevas a mundos que son eternos.
Que construyes maravillosos cielos
y muy temibles y espantosos infiernos.
Música que lo eres todo, absolutamente,
hasta al escribir estos versos estuviste,
que me haces escribir alegremente
o como casi siempre, hacerlo triste.
Hoy mis letras te dedico, te regalo, te doy,
es poco para lo que creo que mereces,
porque estás, existes donde existo y estoy
y como eres de todos, me perteneces.
Música que llena, que nadie olvida,
esencia de lo que es, lo que será, lo que era,
siempre te tuve presente en vida
y sé que también te tendré cuando muera.