Mi niño no quiere dormir
y aguarda, con sus ojitos nuevos
para ver la luna partir.
La luna, madre de los lobos y los espejos
ha venido a darnos la enhorabuena.
Y acarició la carita y los cabellos.
Puso en la frente un fulgor contra la pena.
Y en el azabache un lucero cegador
que, prendido en su roponcito de lana
convierte cualquier mirada en amor.
Mi niño no quiere dormir.
La luna pregunta: ¿qué esperas?
Yo quiero verte partir
en tu carrusel de estrellas.
Tirado por osos polares
tan blancos y tan suaves.
Yo quiero saber si la noche
tiene botones o un broche
Para abrirse a la mañana.
Si la cuelgas en un rincón.
Si la dejas sobre la cama.
Si hay una o un montón
de noches iguales a ésta.
La luna dijo: mi corazón
serán muchas y de fiesta.
Allí quedamos aguardando
a que el niño se durmiera.
La luna y yo rezando.