He estado aislada en un desierto por mucho tiempo,
acobijada con el viento enfermizo que soplaban en
manadas las arenas solitarias, sin vida, sin futuro.
He sido cómplice de cada desliz tardío, furioso y
despiadado fuego lento de las brisas que cubrían mi
solemne soledad, y sin poder escabullirme del presente
Agitaba mis pocas fuerzas exprimiendo mi alma al aire
traicionero, en su cielo no existía esperanzas, ni en su
clima, ni en su estado, ni en sus raros rincones amplios
y temerosos.
Era un sin fin de ingratos momentos nada recordados
para un futuro inapropiado... Hasta que se dejo ver una
chispa de esperanza llamada con la mente alborotada
y cansada de tanto pensar en lo seco...
Fulminándose por dentro en su misma vía estática y
enseguida me alejó de esos suburbios de melancolía
infinita, todo parecía un sueño procreado por
su momento voluntario y piadoso...
Me encontraba en un lugar que aún se podía existir,
creyendo de ilusiones despiertas y con ganas de ser
alcanzadas una a una... ¡ se aspiraba todo !
Menos fuego lento de las brisas, sin la obligación de
descargar al alma, ni nada de lo ajeno…
ni nada de desierto.