A ti beso inquieto de luna, perfumado
de laureles, robare noche tras noche
siluetas de clavel y magnolias.
Embriagados la noche y mis labios
te buscaran en un latido, en un suspiro,
en el ocaso que se pierde en los confines
de tus labios y el horizonte.
A ti capricho de seda, tenue y silente;
llevas en tu regazo caudal de eternidades
efimeras e insaciables, que desbordan en el mar.
A ti lucero indeleble que se desdibuja sobre
la silueta de la noche como el sol en pleno incendio
de otoño, fugaz e incandescente,
silencioso y elegante.
A ti fragil melodia que rompe el viento
en fragmentos de porcelana, fina como tus
ojos al romper la noche.
A ti, edén perdido en la pequeña eternidad
del arroyo que recorre tus labios, en busca del
rubor de tus mejillas que se disuelven en
la fragancia de las amapolas.
A ti dedico estos versos, que con el viento se
desgarran como el canto del gorrión, en busca de
tus ojos en el reflejo de la luna.