Paladeando tú amanecer,
sorbiendo uno a uno tus besos,
embriago mis sentidos con tus deseos,
para esparcir a los cuatro vientos,
-un te quiero-
desde mi alma al infinito cielo.
Acariciando uno a uno tus anhelos,
pincelando de colores radiantes
todos y cada uno de tus días,
-ninguno es igual a otro-
siempre inventándote algo nuevo,
-siempre un primer día-
para dejar en tu vida
-un te quiero-
lleno de inmensa alegría.
Embriagándome con tus sonrisas,
-esas que me llevo en el alma-
paso todos los días,
esperando nuevamente volvernos
a encontrar en cada recodo del camino,
que juntos hemos de transitar,
ya no importa la soledad del día,
porque al final,
siempre podré dejar en nuestro lecho
-un te quiero-
sin nada que me lo impida.
Arrullando tus sueños,
-cada una de nuestras noches-
respirando todos tus aromas,
me paseo por todos los paisajes
de la eterna natura,
en una infinita sinfonía
de eterno amor y armonía,
en cada uno de tus latidos
voy a dejarte por siempre
-un te quiero-
para toda la vida,
amada mujer divina.
--------------------------------------------------------------Carlos Dos Santos Daniel© Todos los Derechos ReservadosVenezuela