Cuando recorre el viento
el jardin de las huellas muertas
para elevarlas, como hojas secas,
dejándolas caer como lluvia de guijarros,
sobre la playa desierta.
Las pisada alegre
del niño jugando
o las de la amada triste
al no ver las de su amado.
Te cantará la canción
entre rocas y zargazos,
elevando una oración
por los seres abandonados,
entre los árboles del bosque
que yacen como centinelas
callados.