Sumergida en la contradicción inevitable
de lo que soy hasta lo que debí haber sido;
los anhelos juveniles se sostienen como la nocheque fueron.
Sin sosiego se nutre el sueño
de encontrarte a mi lado como cerco dócil
ante la furia ardiente de mi tacto.
No hay un solo rincón que tus labios
no hayan besado, ruborosa aventura bajo la luz de cobre
que el atardecer presenció. Nuestros cuerpos trenzados
pintando un edén viviente abandonados al tiempo;
anacoretas cuya oración alegraba las notas que la pasión
dejaba escapar, y al cabo de unos instantes volvimos a ser dos.
Había salido la luna, filtrando por la ventana;
meridiana trasparencia de seducción dibuja siluetas,
Miientras noctambula canción acompaña la danza del amor.
Eva frente a la manzana, cómplice silenciosa de la serpiente azul
que se esconde en el soliloquio fugaz de un diferente amanecer.
Desnudos como la noche en que se refugian los recuerdos
Intercambiamos sonrisas cómplices y así, aún abrazados flotamos
como la luz brillante que entra por la ventana reflejando nuestra ilusión,
reina el silencio, las miradas son un pacto del siempre y hasta la eternidad
fundidos nuestros cuerpos, creamos una postal viva que ni el tiempo podrá borrar