Yo no logro precisar, jovencita,
desde cuando su amor voló a tu nido,
si conozco lo que el verdor incita
cuando el amor yace dormido dormido.
Sé que competir contigo sería
como hacerlo con espigas gigantes,
pero difícil será que en algún día
puedas darle lo que a él le di yo antes.
Por más que mi pasión sea embelesos
te puedo repetir con finos bríos,
segura estoy, impúber, que a tus besos
no los ama como amaba los míos.
Yo pienso que disfrutas con delicias
en sus ratos de pasiones furtivas
y que son momentáneas caricias
meras tachas al final destructivas.
No puedo prohibir que seas la amante
de aquel que amor eterno juró un día,
pero, mujer, puedo asegurarte:
que sentirás lo que yo con él sentía.
No le digo a su amor pasión infiel
y desconozco el furor con que te ama,
pero si sé que al derramar su miel,
muchas veces por mi nombre él te llama.
Autora:
Amelia Suárez Oquendo.
Amediana
24 de noviembre de 2012.