La tinta dibuja letra, a letra mi sintonía,
Hoy a esta hora donde va cayendo el día,
Hago un resumen de las horas por manía,
Esclavo soy de mis letras que buscan alegría…
Y en su torrente me han dejado buena sensación
Ya que he escrito varias prosas y poesías
Enjugado en la amargura que dicta mi depresión
Aunque hay ratos que asoman mis sonrisas…
Todo tiene varios lados y algunos son válidos
Por esto miro al horizonte con mesura
En mis adentros vivo y tengo mil aliados
Per ninguno me regala la hermosura…
Por esto vivo alerta y miro con lupa mi cuesta
¿Quien llama a estas horas a mi puerta?
Soy el cartero que te traigo un telegrama Y al abrirlo veo la foto que en mi vida soñaba…
La Antoñica la mujer que más bese en la vida
Pero ya no existe quemaron su cuerpo al morir
Dicen que me nombraba en sus últimos latidos
Y cuando me entere llore mucho Antonia, por ti…
Los mejores años de amor los viví junto a ti princesa
Tu cuerpo era frágil y tu envoltura divina y pura
siento tus labios en los míos, en tu casa y la conserva
Aunque ya no resistas en cuerpo, te siento en el alma…
tu espíritu me espera en una estrella de la luna encantada
Por allí nos veremos cuando Dios disponga mi escapada
Hacia el más allá, donde sólo hay almas, cariño mi amada
Nunca he olvidado lo que sentimos en nuestra acampada…
Allá por la carretera de Fortuna, donde íbamos a besarnos
Y darnos mil abrazos entregándonos a nuestro amor
Por ti sentí locura y amor de la rama más pura, sentíamos
Tus ojos de Geisha, Enloquecías mi sentir, mi dulce flor…
Y cuando te perdí aún creía que eras mía Antonia de mi vida
Eran celos enfermizos los que me hicieron huir de ti
Una tonta locura que aún estoy pagando con triste agonía
Por qué fuiste lo más puro que tuve en mi amor y sentir…
Te pido perdón ahora que ya no hay ningún remedio
Y lloro y tiemblo por fuera y por dentro
Pensando en ti, lo más puro que en mi vida he tenido
¿Porqué te dije a dios aquella tarde de verano?
Embriagado y lleno de celos al verte en minifalda,
Parecías una muñeca y lo eras en realidad,
me cegué Antonia mía, en mi tortura desenfrenada
Y desapareciste como un huracán, de soledad.
Modesto Ruiz Martínez/ viernes, 23 de noviembre de 2012 Enviado desde mi iPad