Lucy Shines

Hoy estoy cansada

Hoy estoy cansada, hoy me invade el desánimo,

el tiempo experimenta una danza macabra con mi vida

mientras la luz del sol aún se filtra por mi ventana.

Cansada de ver tanta gente apurada y tantos vagando sin rumbo,

de los perros abandonados a su suerte lúgubre en un camino olvidado.

sin que nadie se apiade de ellos, invisibles al alma humana.

Cansada de tanta insensibilidad, de abrigar tanto dolor,

de sentir esta impotencia ante el desprecio de la razón

y ni siquiera poder plasmarlo en alguna obra de arte,

mientras otros andan por la vida dañando sin piedad

y no se abalanza sobre ellos la guadaña justiciera.

Estoy cansada que el mundo parezca girar al revés,

que una imagen valga más que mil palabras

y cómo no va a ser así si la imagen de un actor se cotiza en euros,

mientras se devalúa el premio Nobel por la “crisis mundial”

y el cáncer, la malaria, el sida, la desnutrición y tantas otras pestes

continúan su marcha sin fronteras.

Cansada que los objetos inservibles nos hayan invadido,

de sentirme cómplice de este juego loco,

desnucándome para bajar un kilo de grasa haciendo abdominales en Pilates,

luchando inútilmente contra el paso inexorable del tiempo,

mientras tantos niños en el mundo claman por un vaso de leche

y continúan siendo víctimas de incesto

y del Paco que hace estragos en su mente,

y las mujeres pobres son drogadas y forzadas a prostituirse

y las explosiones destruyen todo en Gaza.

Cansada que te hagan sentir culpable por una latita de aerosol o por derramar una gota,

mientras los pájaros gimen sobre los árboles derrumbados

y hacen oír su llanto en esos parajes convertidos en desierto,

y la Barrick Gold prolonga su implacable contaminación de ríos

y demuele esos imponentes glaciares tan preciados para el agua del planeta.

Cansada del bombardeo de imágenes vacías de contenido

Y que todos hablen y que nadie escuche

Y de escribir sin sentido para que nadie lea

Y de las redes sociales en la web donde todo es anónimo y efímero 

Y del discurso falso en educación avalado por inspectoras de cuarta,

que nunca leyeron un verso de Rimbaud,

ni sufrieron con las páginas de una novela de Dostoievsky,

ni lloraron una noche de insomnio con Víctor Hugo,

ni se perdieron en los laberintos de espejos de Borges,

ni compartieron la sensibilidad de Isabel Allende,

ni la súplica lastimera de Olga Orozco hacia su madre muerta,

y que tampoco saben deleitarse con el perfume de una flor

o con la música de una cascada en un atardecer de estío.

 

Hoy estoy tan cansada...

harta de este cansancio que me agobia.

Es tarde y tal vez mañana cuando despunte el día

ya no esté más cansada

o quizás ya no tenga ánimos de despertar.

 

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