Hugo Emilio Ocanto

Te amé y me amaste

Se que ya no me amas como antes.

Se que todo ha cambiado

entre nosotros.

Intento decirte que todo

tan fugazmente ha pasado...

Eres la estrella

que desde el cielo cayó

y al cielo volvió.

Y yo me he quedado

en la tierra...

Tratando de encontrarte

allá arriba, en el cielo,

entre los millones de refulgentes

astros de la noche...

Se que todos los momentos vividos

fueron entregados

con tu y mi corazón

de verdad, sin mentiras,

sin engaños...

Pero nuestro amor, eterno no pudo ser...

Una aceptación más

que el destino me depara.

Un infortunio que debo tomarlo,

así como al principio

fue maravilloso.

Y hoy, es lejanía , y distancia...

distancia... kilómetros de distancia...

que como un ser romántico,

te llamo estrella y te busco

entre ellas, allá, en el cielo...

pero fuiste y eres terrenal...

No fue un sueño de amor...

Fue un amor soñado

y obtenido.

Y ahora, has partido...

te has ido de mi vida...

Y lo más grandioso

es que lo tomo con la

más absoluta naturalidad...

Oh, no, no es cierto...

Me miento a mí mismo

para aceptarlo sin amargura...

pero la tengo.

Una amargura tan intensa...

que me hace pensar

en los momentos de amor

compartidos, y no quiero aceptar

la realidad actual...

Te tuve, y te perdí.

Te amé y me amaste,

pero después, llegó el otro...

ese otro que en tu corazón

se grabó, y a mí me dejaste

a un lado.

Me suplantaste por él,

el nuevo amor de tu vida...

Sin darte cuenta que me quedé

llorándote, porque me abandonabas...

Reemplazaste mis sentimientos

por ese, tu nuevo amor...

Y aquí quedé, mirando el cielo...

¿A quién busco?

¿A ti o a Él, mi Dios?

Mi Dios del cielo y de la vida.

Mi Dios de todos los días,

que me acompaña en las buenas

y en las malas...

Y esta, justamente, es la mala,

tú eres la mala...

La que solitario me ha dejado

por ese otro...

Ha tenido más suerte que yo.

Tu amor por mí, fue fugaz, tal 

vez un capricho...

Pero yo de verdad te había

entregado mi corazón y mi amor...

y debo resignarme a la pérdida

de un amor, que creí fuera para siempre...

No fue cierto, loco pensamiento...

Cuando uno comienza a amar,

pero de verdad, se hace la ilusión

de que todo será para siempre.

Y no es así. Al menos en mi caso.

Debo continuar en la vida

con resignación y aceptación.

Debo continuar con esta,

mi soledad forzada por el destino.

Parte de mi destino fuiste tú.

Pero ahora, le perteneces a otro.

Y aquí me quedo, tratando de aparentar

tranquilidad... la cual no tengo,

solo resignación y aceptación.

Mi vida debe continuar,

esperando que desde el cielo caiga

la estrella que sea mía para siempre.


Todos los derechos reservados del autor( Hugo Emilio Ocanto - 25/11/2012)