Hoy me ha dado un regalo, aquel que en ningún lado se puede comprar, mirandome con su rostro cansado, pero iluminado al ver mí sonrisa. Agotada; diciendome, amor es tuyo... Inclinandome para darle un beso y un agradecimiento eterno, es el regalo mas hermoso que junto contigo he recibido, no daba crédito a la ternura que de mí se desprendía. Volteé y la ví, me miraba con una sonrisa en su cara y una profundidad en su mirada, que su corazón latía a flor de piel... Y yo en mis brazos tenía el fruto del amor que inmensamente sentía por ella, mí mujer.