Éramos tres soñadores,
sólo tres entre la niebla,
errantes por la vida, sólo tres.
Ilusiones contenidas en la mente,
en alma esperanzas sujetadas, expectativas,
una luz encendida al final del camino,
un sendero y colores brillaban ;
entre los bosques
furtivos haces de luz se lanzaban
animando nuestros pasos de vida.
Éramos tres soñadores,
uno quedo en el camino,
dejó sus huellas hundidas,
plasmó su esencia escondida,
su luz se mantuvo encendida
hasta el final del camino fluía:
fuerza, constancia, energía
se lanzaron hacia el espacio en proclamas:
vivir, sólo vivir, en el sendero
con la luz de la esperanza inflamada
y la ilusión contenida en la mente.
Éramos tres soñadores.
otro quedó en el camino,
elevó también su plegaria
la luz de su destino sellaba:
fuerza, constancia, energía
continuaba alentando al destino.
Éramos tres soñadores
yo continué mi camino.
CARLOS A. BADARACCO
15/10/10
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