Apagan la luz de su vida
cuando encienden la llama de un cerillo,
mientras los ahoga una nube de humo
ellos se fuman la vida.
Un placer perjudicial los ataca
los seduce y los llega a dominar,
hipnotizados por el vicio
se han dejado asesinar.
Acaban poco a poco con su vida
y se llevan a su paso la de otros muchos mas,
sin importarles cuanto hagan
son felices por fumar.
Han llegado ellos mismos
su propia tumba a cavar
mientras sostienen en sus dedos
su silenciosa arma mortal.