Siempre voy recogiendo de tu código escrito,
toda tu presencia con un aroma exquisito,
hermosas y perfumadas flores que me dejas,
y adorno mi bella, lisa y larga cabellera.
Voy recorriendo el jardín, recojo flor y flor
y a mi cesta de emociones vas dando color,
me doy baños delicados y aromatizados,
tal cual damisela con versos enamorados.
Por este jardín siempre voy bailando y cantando,
sonriendo, escribiendo y… sí, también pensando en ti,
conmigo, lindas... tiernas avecillas volando
y con sus trinos especiales me hablan de ti...
Ellas siempre me cuentan que por ahí te vieron
dando flores por doquier, caminando risueño
entonces, dime mi respetable caballero:
¿A cuál de las damicelas tú le eres sincero?