Marinero sin barco, sentado en una roca, mira la infinidad del mar. Ojos azules que se mezclan con el color de del agua. Cuanto le gustaría navegar ir sin destino, absorbiendo el viento, con olor a sal.
Marinero sin barco, en tierra, con sus sueños, sintiendo que nunca podrá realizarlos.
Barcos podridos e abandonados sin dueño, en una playa cualquiera.
Labradores, mirando los campos sin poder sementarlos, acariciar la tierra, sentirla caliente mojada por la lluvia con so olor inolvidable.
Pintor que sueña con dolor no poder pintar cuadros, con los colores de la naturaleza, pues no tiene pincel ni tela.
Músico que imagina como seria correr sus dedos por un piano con bellas melodías.
Siempre habrá alguien, que nunca ha podido ser lo que deseaba. Extraño es el destino, se vive deseando lo que amamos, sin poder hacerlo.
La vida es incomoda, por obligación nos sujetamos a lo que nos reserva.
Se vive, por vivir, no se llora por vergüenza, tragamos nuestras frustraciones, con sonrisas falsas, caminamos automáticamente, haciendo lo que no queremos. Solo tenemos que tener pan en la mesa, por el dejamos nuestros sueños, que son la realidad. Así vamos andando, parados, nuestros anhelos los guardamos bien en el fondo del alma.
Haciendo de cuenta que somos felices, mirando nuestros hijos, nuestra pareja, la casa, el coche, el armario con ropa. Fingiendo que estamos viviendo, pensamos en el barco, en el campo, en un piano negro e brillante con sus teclas blancas o color marfil, sin poder tener nada, a no ser nuestro empleo, familia e una mesa con pan.
Gritando en silencio, llorando sin lágrimas al final de este vivir, soñamos que somos jóvenes e que tenemos todo el tiempo para aun poder ser lo que queremos.
Será por eso que cuando se muere, tenemos un semblante sereno, casi una sonrisa, quizá estamos a ser la verdad, que queríamos ser.
Vuelan los pájaros, con sus alas, entre sol e lluvia, van e vienen al mismo sitio de año en año. El ciclo de la vida tiene reglas, el hombre no tiene más que nascer e empezar a envejecer de inmediato. Sin voluntad propia ni por instinto, cogemos en nuestras manos lo que somos e deseamos.
Tú que navegaste sin barco, que pintaste bellos cuadros sin tela, que sembraste la tierra e que llenaste el aire con los acordes de tu piano con tu imaginación, fuiste mas feliz que muchos que nunca supieran en soledad tener lo que querían e fuera del tiempo sin nadie solo tú e tu pensar soñando de alguna manera, navegaste, sembraste. Pintaste, tocaste tus músicas en tu piano negro e brillante, haz vivido eres un vencedor. Ha valido la pena seres un soñador. Como yo.
Si, tuve todo lo que quise, aislada en mis sueños, solitaria, he tenido todo, sin saberlo- E continuo teniendo, la fantasía es mi pan sobre una mesa donde pocas veces como. Quiero antes dar alimento a mi ser, a mi interior, ser lo que soy sin mentir.
Soñadora, dueña del mar, del cielo de los campos, de mis cuadros e de mi piano negro e brillante donde toco mis melodías bellas, dulces, que los pájaros que año tras año vuelven al mismo sitio las oyen, arriba en las nubes, oliendo el olor de la tierra caliente mojada por la lluvia en la primavera.
Oporto, 19 de Noviembre de 2012
Carminha Nieves