Leanan Sidhe

EL CAFÉ…

Un café por la mañana es bueno siempre y cuando sepan cuan cargado te gusta y que tan dulce lo preparas, un café frío preparado sin nadie que te lo lleve a la cómoda de tu habitación y al calor de la habitación solitaria se va consumiendo con sorbos que tardas en darlos, mientras recostada en la inmensidad de tu cama piensas mil cosas que quisieras tener, que vuelas en un sendero de ilusiones y tan solo son pequeñas gotitas de esperanza en el corazón latiente de un alma cansada, que en su mirada se ve tristeza, desolación, sollozos, angustia, tiempo, ironía, sarcasmo, inseguridad… y poco a poco el café se consume cada vez mas frío, mas amargo como el sabor a hiel de la experiencia vivida y la ilusión desolada por las heridas de la vida, unas cuantas pequeñas y otras tantas profundas que tardan en cicatrizar… el aroma a tabaco que al igual que el café se consume, son las únicas compañías de esta solitaria mujer mientras el humo que inhala va recorriendo su garganta para impregnarse en sus pulmones y así terminar por solo sacar una tercera parte de el, recostada con la habitación a oscuras tan solo ve por la ventana los rayos de aquella luna que la alumbra… llora despiadada, la mujer inconsolada con los años comidos por la desolación, por la tristeza y la soledad, tan solo le queda ese cigarrillo, aquél café frío como la noche y los recuerdos de un viejo amor…