Andra

Tú ausencia, mi ausencia…

Tú ausencia, mi ausencia…

 

Mi ausencia se percibe perfuma tus rincones

posee tus sentidos ¡Y tú! extrañándome…

¡Extrañándome! cuando el alba comienza

cuando cae la noche,  cuando el cielo y sus colores

pronuncian mi nombre,

cuando vas por esas calles y me ves en otros ojos

cuando yo en el silencio senil de la distancia

pronuncio tu nombre…

Y allá en la lejanía tuya… Escuchas mi voz

y suspiras embriagado de recuerdos

de esos besos que faltaron

de las caricias que nos negamos

de tanto que fue… y que al final agoniza

en la inocencia del “no pudo ser”…

 

Extrañándome en el silbido del viento

que suavemente acaricia tu rostro

buscando entre senderos

donde habitaron nuestros sueños…

¡Acariciándote!…

¡Acariciándote! despacio sin  notarlo

cuando el sol calienta tu cuerpo

es el mío que abriga tus  sentidos.

¡Acariciándote!.. Tan sutil y perfumada

y tu… Inhalando mí perfume en cada respiro

en cada instante… ¡que me vives! y me ¡recuerdas!.

Y en cada roce comulgado de mi boca la humedad deja su huella

a veces te das cuenta que  poso mis labios en tu frente

y a cada hora del día lo llevas tan prendido a ti…

Tallados mis besos allí, tallados que suspiras recordándome…

 

Mi ausencia se escucha en el silencio de tu almohada

suspira entre tus brazos  y aun ¡así!, sigues extrañándome…

tu esencia se desliza entre las sabanas de mi lecho

y  por las noches sueño con tu rostro y tu cuerpo….

¡Vivo! tus pasiones entre tus brazos…

¡Extrañándote! Extrañándome…

Extrañándome por que aunque quieras olvidarme

vivirás eternamente recordándome…

Extrañándome como sigo extrañándote,

como sigo recordándote

como sigo tratando de olvidarme de ti…

 

Por que aún por las noches cuando duermas

¡Sentirás! mi voz nombrándote

¡Sentirás¡ mis lágrimas sollozando,

¡Sentirás! que aún sigo pensándote…

Como ¡tú! a mi…