Sórdidos parajes me sumergieron hoy en las entrañas de la tierra y las nubes tocaban las puntas de mis dedos.
¿y si la tierra se devorara al sol y concibiera a la luna?
Como aquella, mis montañas de azul turquesa abatidas por el incesante vaivén de los vientos helados, cubiertas de guerreros verdes en pie desde hace siglos.
¿Y si el hombre hablara el lenguaje de la tierra? ¿Y si viniéramos del maíz y nos perdiésemos entre las plantas?
Como el vviento susurrando las leyendas que cantan las aves, esas historias guardadas en los avatares del tiempo, cuando el jaguar luchaba a un costado y el quetzal marcaba el diapasón hacia la muerte.
¡Que se levanten los guerreros de la tierra, que el humo nos cubra con su aroma y la sangre alimente el suelo!
¡Que debajo de nuestros pies descalzos brote la vida hasta elevarse al cielo y alcanzar las estrellas!