LUCIO ROBERTO RAMÍREZ GONZÁLEZ

POEMA DOS: LAMENTOS DE PLATA

Hoy amanecí velando mis lamentos,
¿sabes?, los candelabros pueden ser de oro
como bronce, cobre, o de marfil,
pero mis lamentos son de plata.


Te vi, te encontrabas parada a un costado
mirando pasar el cadáver del tiempo,
vi tus lágrimas, como caían,
al compás del semen de las velas.


Busqué, pero no pude encontrar mi mano
para secar tu llanto como hacía antes.
sólo tú, mujer que has sido amada,
conoces mi dolor, mi lamento.


Así es la vida, me dije con certeza:
Un candelabro de oro,
una vela de cera,
un lamento de plata.


Oh, no llores más, mujer que fuiste amada,
los lamentos seguirán siendo lamentos,
temporales, como lo es el oro,
y como la vela que se acaba.


Oh, no llores más, mujer que fuiste amada,
se irán así lamentos,
se irán lágrimas todas,
también se irán las velas.