Sonidos cristalinos del amanecer,
dibujan tiernas melodías,
sobre el manto de mis mañanas,
cuando me abrazas al despertar.
Radiantes risas acompañan
tu melodiosa voz,
para susurrarme al oído
un te amo.
Cuando nos marchamos,
cotidianamente lejos del hogar,
siempre queda la promesa indeleble
-volvernos a encontrar en respiros del ocaso-
Languideciendo la tarde-noche,
comenzamos de nuevo
a pincelar el amor,
en cada latido percibido
de nuestro eterno sueño nocturnal,
como si fuese la vez primera.
--------------------------------------------------------------Carlos Dos Santos Daniel© Todos los Derechos ReservadosVenezuela