Imaginar un mundo sin tu fuente,
sin tu presencia; sería una playa sin arena.
Una existencia fría, sombría y en pena;
una vida desierta, sin tu divino aguafuerte.
Un leñador sin leña, hombre reo de muerte;
vida sin pozo, donde tomar las pócimas ricas y calmas.
Jardines con flores propias o simplemente ajenas
que van dejando en el mundo, vida amorosamente.
La fresca núbil sueña, la madura hace entrega
y un palpitar de estrellas ahueca el universo,
porque lo quieras o no, de la vida son la brega.
Un vivo fuego por siempre se nos brinda en el verso
nuestra diestra derecha es, en la siempre ardua siega,
caricias de dulce brillo, vivaz ardor, venerable y terso.
Theo Corona
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