Diosa del destierro,
no quiero que estés sola.
En una bala de acero
cruzaré el cielo frío
volando en volandas
a pasar la noche en vela
velando tu lúcida cara
Diosa del vino,
las sierpes te buscan
cada anochecer,
serpentea su materia
husmeando tu rastro,
esperan los racimos
la plata repleta de agosto
cuando tu luz será Midas
y oro dorado, el mosto
Diosa de la noche,
sé que estás en casa
has dejado prendida
la lámpara y arriba la persiana,
por eso te veo pasear
entre una esquina y la otra
de los dinteles de mi ventana
Diosa de las dunas,
donde nadie hay
un lobo solitario
levanta su hocico en la estepa,
aulla mientras ve
como se mueven las sombras,
como sus formas trocan
las olas en el desierto
Diosa de las mareas
arrastra de mi orilla
los restos de un naufragio
invade de algas verdes
el prado de la esperanza
vacía el mar
descúbreme sus tesoros
y dirige mi nave
hacia tu faro
Eres la diosa que a todas aúna
es por eso que sólo a ti te rezo
Luna