Suelto el pensamiento hasta el último rincón
de esos sitios que poco conozco,
con la angustia siempre común
de apresurarme a viajar y esconderme.
Creyendo que busco lo que nunca perdí,
y que haciéndole vuelvo a encontrarle
sumergido en un principio que al fin
pienso…que nunca debí comenzarle.
Vivo tanto de tu memoria
en esta corta vida de años bisiestos,
en esos caminos que al final
retornan al mismo comienzo…
pero no antes de la tempestad.
_Ayer te vi limitada de figura
en un paisaje corto y destellante,
percibiendo en susurros que aun me piensas;
pero a la vez fue un imaginar para excusarte.
Algo que normalmente siempre hago
para no hacer de los días un lago,
que ondea a todas partes sin meditarlo
y que exactamente avanza hacia ningún lado…
Solo a su orilla incapaz de navegarse
y que pasivo aun no ve el cielo en si, solo arriba
que para explorar los manantiales de la vida, cree…
que es necesario haberse desbordado_
Corre la lluvia de mi llanto
y el crujir de mil reclamos,
salta un grito el abismo
estrellándose en un eco mal sonado.
Sin emblema ni nombre y ni una patria
me quede de centinela y sin Reyna
y ni un lugar que tu rostro tenga grabado.
Ni una gota de un poco de veneno
guardo mi corazón por tu olvido,
solo la inspiración pura de un amor,
de una linda criatura;
de la existencia de un ser divino.
Pero que me lleven estos cauces a tu destino
y estas rutas que conozco solo en mente
que me lancen más allá del puente,
aunque tus labios ya estén dormidos…
Que en tu mundo vivas en vivo
un amanecer donde nunca atardece,
donde el dolor no conciba tu idilio
y que en tu cielo no obscurezca de repente…
Y que pueda verte ahí feliz,
feliz,
muy feliz;
aunque eternamente…
de mi no te acuerdes.