Voy hacia un tunel sin venganzas, hacia un puente sin vistas al mar, hacia una carretera un poco ida, hacia una brujula que no me quiere llevar.
Voy hacia un mundo que rueda, con su continente de recambio.
Voy hacia la cara oculta de la luna, con sus estrias orbitadas, con sus luces olvidadas.
Voy hacia el mar, aunque aun soy un solido riachuelo voy hacia la muerte, aunque aun soy más ateo que la ignorancia.
Voy hacia las montañas rocosas, hacia el pie del acantilado, y veo como se pelean las olas, que todas intentan llegar, que todas intentan salir.
Voy hacia el pais de los recuerdos, de los perdidos al azar, de los perdidos por la edad, de los perdidos dados por perdidos.
Voy hacia un horizonte infinito, hacia un destino limitado, por una regla de tres, por un estilo al compás, por no estar siempre a mi lado.
Voy hacia la ignorancia, a no saber, que decir, a dudar, sobre lo que digo, a pretented demostrar, que se lo que hago.
Voy hacia la verdad, hacia la que vosotros creeis y yo nunca he creido, hacia la que unos creen y otros dudan, hacia la que unos procesan y otros cesan.
Francisco Peiró