CARLOS ALBERTO BADARACCO

FAROL Y TANGO

 

 

 

 

 

Penumbras,

 

noche y delirio

 

entre las miradas

 

de un noble amor

 

cobijado por

 

sueños.

 

Tangos,

 

placeres vivos,

 

añejos vientos

 

que traen vivencias

 

de otros tiempos.

 

Zaguanes,

 

viejos recodos,

 

pasiones ardientes

 

entre los rincones

 

de los suburbios.

 

Noches febriles,

 

ansiosas noches

 

llenas de anhelos,

 

viejos deseos

 

que se acomodan

 

a los recuerdos.

 

Faroles de luz difusa,

 

apenas juegan

 

con las caricias

 

y aquellos besos

 

de amores tiernos.

 

Entre los años

 

se fueron  dando

 

miles de sueños,

 

otros quedaron

 

como impresiones

 

entre el  cemento

 

de baldosones

 

Se han despertado

 

los adoquines

 

y han entregado

 

mansas pisadas

 

de años lejanos,

 

tiempos mundanos,

 

tiempos de juergas

 

y de alborotos,

 

tiempos de guapos

 

y de taimados,

 

tiempos de reos.

 

Evocaciones,

 

que traen lamentos,

 

sanos instantes

 

que están cargado

 

con las fatigas

 

de tangos y valses.

 

Cara con cara,

 

abrazaditos

 

y la milonga

 

que se lanzaba

 

sobre los patios

 

de corralones.

 

Y el organito

 

de don Eustaquio

 

que dispersaba

 

las armonías

 

para alegrar

 

tardes porteñas.

 

La madreselva,

 

la flor de noche

 

que en los paredones

 

floreaba amores.

 

Está todo allí

 

en las memorias

 

que han sembrado

 

huellas de tangos

 

que yacen frescas

 

como los nombres

 

de aquellos ecos

 

de viejos silbidos

 

y de acordeones.

 

 

 

CARLOS A. BADARACCO

 

26/11/12

 

(DERECHOS REGISTRADOS)