Día feliz cuando de lejos te conocí, sólo podía imaginar tu figura, pero entre palabras y palabras, como un pintor dibujaba tu rostro, cada gesto y movimiento se grababa en una tela dentro de mi.
Cuando de cuerpo entero te vi. Amé ese cuerpo y mis pensamientos se embrujaron, sólo deseaba estrechar tú piel a mi piel, sintiendo el calor de tus besos y la suavidad de tus caricias
Lo nuestro ya tenía sentido, sólo faltaba el minuto para saciar la pasión, ya mi amor era tan grande que mis sentidos se entregaron a tus sueños, no sé como, pasaron los minutos siguientes.
Sólo deseaba la madurez de tus besos y la suavidad de tu piel, me hacías falta tú, para saciar mis deseos y beber de tus labios la miel dulce de tu pasión y derretir mi cuerpo con tu ardor.
Cuando logramos la soledad, sentí fuego en su piel y junto gozábamos del delicioso placer, el frío aterraba esa noche de invierno, pero nuestros cuerpos estaban templados con la pasión.
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz