Cuando lloran mis pupilas.
Cuando suenan las trompetas
del juicio final.
Cuando se presenta
la triste realidad.
Cuando hace frío en la calle.
Cuando gime el poeta.
Cuando el proxeneta
maldice su soledad.
Cuando no llegan
las golondrinas.
Cuando la primavera hace
huelga de celo.
Cuando quiero querer
y no puedo…
Cuando el desconsuelo
no me deja ver más allá…
Cuando todo está perdido.
Cuando suena el río
de la desolación.
Cuando reina la sin-razón
de lo que pudo haber sido.
Hoy, (como ayer),
recuerdo mi mejor recuerdo.
(Y es “tan simple” como
“una sonrisa de metro”).
MIGUEL PANDUJAR
(En un día muy muy tonto…).