Renovando metas lúdicas
vi mi rostro estremecerse y sin reflejo.
Pagué caro mis errores.
(Niño-débil-casi-fuerte:
¿qué te has hecho…?).
Reconozco que he logrado
con laureada sincronía lo propuesto,
mas la noche se interpuso
entre yo,
el sol doliente
y el desprecio.
¿Qué pretendes, alma frágil…?
¿Qué te aflige…?
Ven y cuéntame
sin pena
cada uno de tus miedos.
Dale tiempo al reinventarte,
que en la vida el hombre oculta
sus defectos.
No le huyas a tu esencia de escribir con clasicismo
lo que está fuera de moda,
pero en ti es todo Universo.
No desdigas la nostalgia permanente que te invade,
nadie sabe lo que sientes.
Vete lejos…