Cuando los años transcurridos empiecen a pesar sobre la espalda
y el andar cansino, por fin encuentre la frontera entre la esperanza y la verdad
Cuando ya no se espera nada y transitas por la orilla de tu sombra, donde el viento
sopla distinto; y sin querer se instalan pensamientos con formas insospechadas,
revoloteando la cabeza como mosca fastidiosa que aturde con el movimiento de las alas
Quizás bajo un cielo estrellado o con nubes tal vez, en ese momento que un rayo de
cordura atraviesa los sentidos, reconciliando el pasado con el presente, porque ya no
hay futuro para volar, la música ya no se escucha y las palabras rebotan en un secreto
rincón. Sonríe perpleja con la ausencia en los ojos de quien ya no siente miedo frente
a la línea del tiempo; aun que parecía interminable la espera, llegó el final de la historia
Al caer la noche del destino, los ayeres construidos sobre una base de caricias
transcurren en silencio como pidiendo permiso al mundo para dejarles amanecer,
caminar sobre sus huellas así, como si nada hubiese pasado. Indicio perfecto del que
se sabe vivo aun parado frente a la muerte. Ahora que el tiempo ha dejado de tener
memoria deja que en la oscuridad una estrella fugaz anuncie la estela de tu brillo mortal.
Incorpórea, casi ángel, casi luz, el frío del anochecer ya no moja tu alma te mezclas con el
viento y de a poco empiezas a desaparecer.
"El Canto de la Rana" poemario de Irma Elvira Tamez @copy rigth