El delirio de la noche es mi perfume,
Al presentir tus caricias en mi pecho,
Caricias funestas que hacen que me derrumbe,
Y vuelva a nacer en la gloria de tu beso.
En la penumbra de la soledad esta tu nombre,
Atormentando mis anhelos y mis noches,
Encerrando mí amor en fuerte cobre,
Demoliendo mí cariño, mi derroche…
Como daga te me clavas en la cien,
Y te vuelves parte inhóspita de mis pesares,
Te has convertido en la sombra de mi piel,
Y en la tormenta irrisoria de mis males.
Tú aroma de despedida esta ausente,
Ya que anocheces cada vez que yo te veo,
Pero en mí costado tu silueta esta presente,
Y con tu extraño y ambiguo recuerdo yo peleo.
En mis sueños eres parte inesperada,
Pesadilla de locura y de agonía,
Bello amanecer eres en mi esperanza,
Esperanza de verte mía, solo mía…
Como lloran las flores cuando las corto,
Viendo tu faz en cada una de ellas,
Y de la amargura infinita el llanto no soporto,
Por sentirte lejana, mi bella entre las bellas….
Pero tu amor infinito no perece en tinieblas,
Emerges cual hoguera de la nada,
Ahuyentas del dolor la triste espera,
Y te vuelves mi doncella, mi amada…
Amor solo te ofrezco débil amor,
Porque mis manos están frías y cansadas,
Por aruñar en mis pasiones tu corazón,
Por cubrirte de deseos con mi alma.
Bésame con dulzura trémula, mi bien,
Bésame hasta que se acabe el mundo,
Bésame hasta que se desgaste nuestra piel,
Bésame hasta que pierda yo el rumbo…
La eterna espera de tu bello beso,
Ha valido la sangre de mi agonía,
Por eso ahora imploro y en delirio rezo,
Que Dios me permita que seas mía solo mía.