Lo sentí triste esa vez, Lo vi callado esa tarde,
Lo veo pálido ahora, pero lo extraño es…
que no dice la causa de su desgracia.
Se une con la noche, le habla a las hojas y las
cuenta cuando estas son bruscamente echadas
por el viento, él las abriga cariñosamente y les
habla como si estas lo fueran a escuchar o
locamente a responder, pero él confiado en
que ellas viven les cuenta su secreto como
si fuera la reencarnación de un árbol caído en la
calle silenciosa, sus ojos se llenan de asperezas
y estalla como si fuese un volcán en plena
erupción y es capaz de hacer daño Cuando le
interrogan, ¿esta usted bien? o ¿será un borracho
enloquecido?. El es como un vagante sin corazón
y sin alma, solo es como un espíritu vivo por las
hojas que el otoño recoge, él todas las tardes la
descubre y nadie sabe el porqué, de niño era igual,
era capaz de pasarse horas y horas hasta agotar el
tiempo con tal de seguir hablando con las hojas
que con un ser viviente real y no vegetativo, pero lo
triste y confuso no fue eso, lo triste es que él solo le
hablaba a las hojas caídas y aquellas que no, las
rompía a propósito con tal de hablarles... Ahora de
viejo hace lo mismo y nadie sabe su secreto de
porqué solo le hablaba a las hojas caídas,
¿Será que desde siempre se sintió como ellas?
¿salidas de su entorno?