- CONTESTATARIOS -
- I -
Fuimos sinfines de espinas
cuando decapitamos las rosas blancas.
Antes, nevadas de polvo, incipientes de moho,
se ofuscaban en primaveras múltiples
soportando la belleza prosaica
de la admiración difundida al paso
o la indiferencia del riego por aspersión.
Juiciosamente, nos zanjaron por pena capital,
muerte administrativa y veloz, feliz,
y nos sumieron en ánimas mordientes
adheridas a una corola de dardos
festejando alergias en nariz oportuna.
(Kabalcanty. 2012)