En el blanco lecho arenoso, río,
escondes el secreto bien guardado
de los seres que en tí, se han bañado
y que arropas, resguardándolos del frío.
Virginales cuerpos que su pudor cubres,
se acercan jubilosos a tu orilla,
disfrutando de tus aguas ¡Maravilla!,
olvidando lo que de ellos elucubres.
No te detienes y sigues jubiloso
refrescando donde pasas, cristalino
a veces, turbulento y espumoso.
Pero tu lecho incòlume aparece
cual mortaja ¡secreto caprichoso!,
no importando si tu caudal...crece.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN, México, Nov.30/12