Me enseñaste a sonreír después de cada lágrima,
acariciar la vida con la brisa de la ternura,
que la suerte solo es un mito y que ya todo está escrito,
me enseñaste a ser paciente y no desesperarme en la soledad.
Me enseñaste a disfrutar de las cosas sencillas de la vida,
a no temer el silencio en la obscuridad
me enseñaste que la distancia es solo un pretexto para extrañarte,
me enseñaste a pintar cada mañana con pinceles de alegría.
Me enseñaste a disfrutar de cada instante de mi vida,
a levantarme después de haberme caido,
que las cosas que pasan en mi vida son el resultado de mis descisiones,
y que nadie se cruza en mi camino por una simple coincidencia.
Compañera mía dueña de mis emociones
cuanta falta me haces y no soporto tu ausencia en mi vida
me enseñaste a compartir mi vida junto a la tuya,
pero nunca me enseñaste a soportar el dolor de tu partida.
RICVEL