Creer en tus caricias y en tus besos
fue el fatídico error de mi corazón,
creer que cada vez que me tocabas,
me tocabas por amor.
Y ahora que lo sé todo,
todo quedo en el silencio,
en el estúpido silencio
en el que me ahogo por ti.
Y una a una caen mis lágrimas
por tu cruel engaño,
por la cruel despedida del amor
y por tu estúpida cobardía.